
Justicia social, democracia y educación: la vigencia de viejos legados y desafíos presentes
Este artigo está licenciado com a licença: Creative Commons Atribuição-NãoComercial-SemDerivações 4.0 Internacional.
v. 26, n. 3, Passo Fundo, p. 624-641, set./dez. 2019 | Disponível em www.upf.br/seer/index.php/rep
639
ESPAÇO PEDAGÓGICO
una religiosidad civil, que puede apreciarse en nuestras prácticas cívicas y educativas sobre todo a partir
de la organización de los Estados Nacionales en nuestra América: del Dios Padre al Padre de la Patria; de
la Biblia a la Constitución Nacional; del lábaro papal a la bandera nacional; de los salmos al himno y las
cancjones patrias; del santoral y las misas, a la conmemoración de nuestros próceres y fechas patrias; del
templo a la escuela; del sacerdocio al magisterio.
2
Solo a título de ejemplo: En El contrato social, la legitimidad de la coerción del Soberano sobre quien rehú-
se obedecer el mandato de la voluntad general, que forzará al individuo a “ser libre” acatándola...También,
sus tesis del Emilio, donde se educa a éste por fuera de la jurisdicción del Estado y el papel decisivo que le
otorga para impartir la educación en las Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia.
3
Antes que Rousseau, tanto T. Hobbes como J. Locke, desde distintas premisas sobre la naturaleza humana
y también sobre el Estado, habían abordado las condiciones que favorecieran una convivencia social que
principalmente preservara la libertad, la seguridad de vida y de propiedad, con poca atención a aquellas
condiciones que propendieran a una mayor igualdad en cuando a las condiciones materiales de vida y los
derechos civiles y políticos entre los individuos integrantes/participantes del Estado Social. Pero en ellos,
como lo he planeado en otros trabajos, No se encuentran mayores consideraciones sobre la justicia social,
entendida como conjunto de condiciones que favorezcan una mayor equidad en cuanto al acceso y disposici-
ón de bienes básicos para una vida digna, autónoma y activa en términos culturales, políticos y económicos
(GENEYRO; PUIG; CASALI, 2016; GENEYRO, 2018).
4
Puede consultarse sobre estos temas el excelente trabajo de Ousset (2005).
5
En nuestra América, a modo de ejemplo, D. F. Sarmiento, exiliado en Chile, escribe Educación Popular,
obra editada en ese país en 1849. En dicha obra asienta: “[...] la última revolución en Europa (se refiere a
la Francesa de 1789) dará por resultado final en la práctica, como ya ha dado en principio, el derecho de
todos los hombres a ser reputados suficientemente inteligentes para la gestión de los negocios públicos por
el ejercicio del derecho electoral, cometido para todos los hombres adultos de una sociedad, sin distinción
de clase, condición o educación [...]. De este principio imprescriptible hoy nace la obligación de todo gobier-
no de proveer de educación a las generaciones venideras [...]. La condición social de los hombres depende
muchas veces de circunstancias ajenas a la voluntad. Un padre pobre no puede ser responsable de la edu-
cación de sus hijos; pero la sociedad tiene interés vital en asegurarse que todos los individuos que han de
venir con el tiempo a formar la Nación se hayan, por la educación recibida en su infancia, preparado sufi-
cientemente para desempeñar las funciones sociales a que serán llamados. El poder, la riqueza y la fuerza
de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen,
y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar estas fuerzas de producción, de acción y de
dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que la posean” (SARMIENTO, 2011, p. 48).
6
Como bien se sabe, la influencia de los adherentes al positivimo comteano fue muy significativa en varios
de los países latinoamericanos a partir de la segunda mitad del siglo XIX; un ejemplo de ello es el lema de
Ordem e Progresso que porta la bandera nacional de Brasil. Por su parte Juárez en México, en los años
60’ del siglo XIX, utilizó la ley de los tres estadios (teológico, metafísico, positivo) para analizar el pasado
y presente de su país, en la llamada Oración Cívica de Guanajato.
7
Disponible en: https://www.nexos.com.mx/?p=4808. Acceso en: 14/8/2019.
8
Un análisis sobre la concepción de John Stuart Mill sobre este tema puede encontrarse en Geneyro, Puig
y Casali (2016, p. 75-111).
9
Uno de ellos es Axel Honneth, quien recupera tanto a Durkheim como a Dewey en dos de sus más recientes
obras editadas en español (2014; 2017).
10
Aunque merece un desarrollo particular, con base en un término de uso frecuente en pedagogía y didáctica,
el de trayectoria educativa, ceo que deberíamos instalar estaciones de servicio en distintos tramos y etapas
del recorrido, que le permitieran a cada alumno o estudiante ‒ según sus necessidades ‒ encontrar apoyos
o asistencias para poder proseguir su recorrido y alcanzar la meta.
11
Veáse Geneyro (2018).